EMMA
Emma Woodhouse es una joven en la Inglaterra de la Regencia. Vive con su padre, un hipocondriaco
caracterizado principalmente por su excesiva preocupación por la salud y
el bienestar de aquellos a los que ama. La señorita Woodhouse está
empeñada en hacer de casamentera de sus amistades y relaciones. Pero al
ocuparse de los asuntos de sus amigas se olvida de atender sus propios
sentimientos. El amigo de Emma, y la única persona que la crítica, es el
caballeroso señor Knightley, su "vecino" y cuñado (hermano del marido
de su hermana), dieciséis años mayor que ella.
Cuando su institutriz,
la señorita Taylor, que era prácticamente su amiga y confidente, decide
casarse, Emma se queda sola ante sus propios sentimientos. Emma, pagada
de sí misma, cree que el matrimonio se debe a ella, por haber sido
quien presentó a la señorita Taylor su futuro marido, el señor Weston.
Emma se enfrenta a un vacío en su vida y con un gran dilema: cómo ayudar
a los demás a tener una vida tan perfecta como la suya.
En contra del consejo de Knightley, busca posibles novios para su
nueva amiga, Harriet Smith, una joven sencilla y modesta, alejada del
estilo de vida de la alta sociedad. Es una dulce chica de 17 años, no
muy brillante, descrita como "la hija natural de alguien". La convence
para que rechace un ventajoso matrimonio con un respetable y joven
granjero, el señor Martin, pues Emma quiere emparejarla con el vicario
local, el señor Elton. Su intriga casamentera va mal cuando resulta que
el señor Elton, un trepador social, con quien quiere casarse es con la
propia Emma. Después de que Emma rechace su proposición, el señor Elton
se va de vacaciones. Harriet se imagina que está con el corazón
destrozado, aunque Emma hace todo lo que puede por convencerla de que el
señor Elton (que se revelará más arrogante y pomposo conforme avanza la
historia) está por debajo de ellas dos.
Un acontecimiento interesante para Emma es la llegada al vecindario
de Frank Churchill, el hijastro de la señora Weston, a quien ella no
conocía pero por quien siente interés desde hace tiempo. El señor Elton
regresa con otra recién llegada, una esposa vulgar que se convierte en
parte del círculo social de Emma, aunque ambas mujeres se odian. Un
tercer personaje es Jane Fairfax, la reservada pero bella sobrina de la
empobrecida vecina de Emma, la locuaz señorita Bates (otro personaje cómico
que sirve para aligerar la escena). Jane, que tiene muchas dotes
musicales, es el orgullo y alegría de la señorita Bates; a Emma, sin
embargo, no le gusta, y envidia su talento. Jane ha vivido con la
señorita Bates hasta los nueve años. El coronel Campbell, un amigo de su
padre que estaba en deuda con él por haberle atendido durante una
peligrosa enfermedad que amenazaba su vida, acogió entonces en su casa a
Jane, quien se hizo amiga íntima de su hija y recibió una educación de
primera clase. Al casarse la señorita Campbell, Jane regresó entre sus
familiares para preparar (con temor) su futuro, que es ganarse la vida
como institutriz.
En su deseo de encontrar algún defecto en Jane - y también para
encontrar algo con lo que divertirse en esta villa encantadora pero
aburrida - a Emma le dio por compartir la fantasía inventada por Frank
de que a Jane le gustaba el marido de la señorita Campbell, el señor
Dixon, y que es por esta razón por la que tuvo que regresar a casa, en
vez de irse a Irlanda a visitarlos. La sospecha de Emma crece al llegar
un piano para Jane por parte de un benefactor misterioso y anónimo.
La trama se complica pues Emma intenta enamorarse de Frank
simplemente porque todo el mundo dice que hacen una guapa pareja. Frank
salva a Harriet de una banda de gitanos, por lo que Emma decide que es más adecuado para su protegida.
La señora Weston se pregunta si al viejo amigo de Emma, el señor
Knightley, podría gustarle Jane. Emma rápidamente decide que no quiere
que él se case con nadie, pero más que investigar sus propios
sentimientos, ella alega que quiere que su sobrino Henry herede la
propiedad familiar.
Sólo el señor Knightley, hombre de temple y aplomo probados, se
atreve a recriminar los errores de Emma, y será éste quien ponga fin a
la confusión que Emma ha provocado. Reprende a Emma por insultar
desconsideradamente a la señorita Bates en el picnic de Box Hill. Es
entonces cuando ella, finalmente, reconoce sus propias limitaciones, e
intenta enmendarse. Emma descubre que Jane y Frank llevan secretamente
prometidos casi un año. Cuando Harriet le confía que cree que el señor
Knightley está enamorado de ella, los celos fuerzan a Emma a darse
cuenta de que es ella quien le ama. Poco después, el señor Knightley
propone matrimonio a Emma, Harriet se reconcilia con su joven granjero y
todo el mundo vive feliz para siempre.
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